La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2024 sorprendió a muchos, pues ni sus controversiales declaraciones, ni sus múltiples problemas legales, ni el giro en la política demócrata fueron obstáculos para que el exmandatario republicano regresara a la Casa Blanca. Trump arrasó en la contienda, incluso logrando la victoria en estados clave como Pensilvania, tradicionalmente demócrata y cuna de Joe Biden, donde su triunfo resultó crucial para derrotar al actual presidente en 2020.
Trump, quien gobernó entre 2017 y 2021, vuelve al escenario político mundial con un discurso más firme en cuanto a proteccionismo, antiinmigración y valores conservadores, lo que genera incertidumbre sobre sus próximos movimientos. Además de recuperar la presidencia, los republicanos lograron controlar el Senado y, previsiblemente, la Cámara de Representantes, similar a lo que ocurrió al inicio de su primer mandato.
El regreso de Trump plantea retos económicos y políticos para Costa Rica, un país con una estrecha relación comercial y de seguridad con Estados Unidos. Según el Trump Risk Index de The Economist (julio 2024), Costa Rica es uno de los países más vulnerables frente a la posible reelección de Trump. Este índice considera factores como el comercio, la inmigración y la seguridad, y destaca la dependencia de Costa Rica en cuanto a apoyo defensivo de Estados Unidos, un área en la que el país es muy vulnerable debido a la falta de inversión en su propio sector de defensa.
El informe también subraya el enfoque proteccionista de Trump, quien podría reducir la cooperación internacional en favor de prioridades internas, lo que podría traducirse en menos apoyo para países aliados.
Costa Rica, un país que depende en gran medida de su relación comercial con Estados Unidos, podría verse afectada por las políticas económicas de Trump. En 2023, el 45% de las exportaciones de bienes de Costa Rica se destinaron a este país, y un 71% de la inversión extranjera directa provino de allí. Durante su campaña, Trump mostró una tendencia clara hacia el proteccionismo, proponiendo aranceles sobre productos importados, lo que podría afectar la economía costarricense, dada su alta dependencia del comercio internacional.
El ministro de Comercio Exterior de Costa Rica, Manuel Tovar, expresó su preocupación por las políticas proteccionistas que podrían limitar el flujo de bienes y servicios hacia Estados Unidos. A pesar de las declaraciones de Tovar a favor de una victoria demócrata, los efectos concretos de un segundo mandato de Trump en la política comercial y económica de Costa Rica aún permanecen inciertos.
Otro riesgo para Costa Rica es la política de reshoring que Trump podría impulsar, que busca repatriar industrias y empleos a Estados Unidos. Aunque algunos sectores como el nearshoring (traslado de empresas a países cercanos) se han beneficiado de la cercanía con EE.UU., el retorno de fábricas y empresas a suelo estadounidense podría afectar negativamente el crecimiento económico de Costa Rica, especialmente en sectores clave como la manufactura de alta tecnología.
No obstante, algunos analistas, como el exministro Enrique Castillo, sugieren que el nearshoring puede seguir siendo viable bajo Trump, dado que su administración ha promovido esta estrategia en el pasado con países como México y, en menor medida, Costa Rica. Esta tendencia podría continuar, aunque los detalles de su implementación aún están por verse.
En el ámbito migratorio, el regreso de Trump también podría generar tensiones. El expresidente ha prometido llevar a cabo "la mayor deportación de la historia", lo que podría resultar en un aumento de migrantes retornados a Centroamérica, incluyendo Costa Rica, que históricamente ha sido un punto de tránsito para miles de personas que intentan llegar a Estados Unidos.
Por otro lado, Costa Rica también enfrenta desafíos derivados de la geopolítica global. Trump deberá gestionar diversos conflictos internacionales, incluyendo las tensiones en Medio Oriente y Europa del Este, además de la invasión de Rusia en Ucrania y la situación en Gaza. Aunque Trump ha demostrado un enfoque pragmático en temas de seguridad mundial, sus políticas pueden traer impredecibles repercusiones.
A medida que se acercan los meses previos a la toma de posesión de Trump en 2025, Costa Rica y otras naciones dependientes de la relación con Estados Unidos deberán prepararse para un entorno económico y político incierto. Si bien las políticas de Trump podrían suponer retos en áreas clave como el comercio, la inversión extranjera y la migración, el desenlace de su segundo mandato será una cuestión aún por definirse.
En su discurso de victoria, Trump afirmó que su gobierno buscará "dejar atrás las divisiones" y prometió un renacer para Estados Unidos, aludiendo a una "época dorada" en la que el país volvería a ser "seguro, fuerte, próspero, poderoso y libre". Sin embargo, el impacto que esta visión tendrá en países como Costa Rica dependerá de cómo se concreten sus políticas internas y externas una vez que asuma la presidencia nuevamente.