El telescopio espacial Euclid, de la Agencia Espacial Europea (ESA), ha comenzado a escribir su propia historia en el espacio, al presentar un avance espectacular: un fragmento de un ambicioso mapa tridimensional del universo que incluye cerca de 14 millones de galaxias.
En un video fascinante, mostrado durante el Congreso Astronáutico Internacional en Milán, se revela este mosaico que representa apenas el 1% de lo que se espera captar en los seis años de misión del telescopio.
Desde su lanzamiento en julio de 2023 y con operaciones completas desde febrero de 2024, Euclid se dedica a investigar algunos de los elementos más enigmáticos del cosmos: la materia oscura y la energía oscura. A través de la observación de miles de millones de galaxias situadas a distancias de hasta 10.000 millones de años luz, el telescopio tiene como meta profundizar en la comprensión de cómo estas fuerzas influyen en la estructura y expansión del universo.
El mosaico capturado abarca 132 grados cuadrados del cielo austral y muestra no solo galaxias, sino también estrellas de nuestra propia Vía Láctea y cirros galácticos, estructuras de gas y polvo observadas con un nivel de detalle sin precedentes. Valeria Pettorino, científica del proyecto, subraya que, a pesar de que este fragmento es solo una pequeña muestra, ya proporciona una rica variedad de fuentes cósmicas que serán fundamentales para formular nuevas teorías sobre la formación y evolución del universo.
Diseñado para crear el catálogo tridimensional más extenso y preciso del universo, Euclid permitirá investigar la acelerada expansión cósmica, fenómeno vinculado a la energía oscura. Observaciones recientes han revelado que el universo no solo sigue expandiéndose, sino que lo hace a un ritmo acelerado. La misión de Euclid se centra en proporcionar datos cruciales para entender cómo opera esta energía aún tan misteriosa.
Por su parte, la materia oscura, identificada hace más de 50 años, sigue siendo un enigma. Aunque su existencia se ha confirmado por sus efectos gravitatorios, aún no se ha logrado desentrañar su naturaleza. El análisis de la distribución de la materia oscura en el espacio permitirá a Euclid investigar su papel en la formación de estructuras a gran escala, como cúmulos de galaxias.
Durante los próximos seis años, el telescopio registrará las formas, distancias y movimientos de miles de millones de galaxias. Este proyecto es un esfuerzo conjunto de más de 300 instituciones en 14 países, incluyendo Estados Unidos, Japón, Canadá y varias naciones europeas. Con un costo total de 1.400 millones de euros, la misión cuenta con el apoyo financiero de la ESA y la NASA, lo que tiene el potencial de revolucionar nuestra comprensión del universo y de sus componentes oscuros.
Uno de los desafíos de Euclid es el volumen de datos que se espera recolectar. Cada día, las antenas en España, Argentina y Australia recibirán información de la nave, la cual será procesada en hasta nueve centros de investigación antes de ser archivada en la sede de la ESA en Madrid. Estos datos estarán disponibles continuamente para la comunidad científica, facilitando que los descubrimientos de Euclid sean accesibles anualmente sin esperar a la conclusión de la misión.
El mosaico presentado en Milán destaca por la excepcional calidad de sus observaciones, que permiten visualizar detalles finos, desde la estructura de galaxias espirales hasta formaciones cósmicas complejas. Esta información no solo ofrecerá una visión más clara de las galaxias cercanas, sino también de las más distantes y antiguas, muchas de las cuales se formaron poco después del Big Bang.
El telescopio Euclid está diseñado para operar durante seis años, con la posibilidad de extender su misión hasta cuatro años más. Esto podría aumentar la cobertura del mapa cósmico al 45% del cielo observable, en lugar del 35% originalmente previsto. Durante este tiempo, Euclid generará el catálogo tridimensional más completo del universo, proporcionando datos que ayudarán a responder preguntas clave sobre su formación y evolución.
El mapa en 3D que producirá Euclid no solo será una herramienta invaluable para los cosmólogos, sino que también permitirá a los astrónomos estudiar las “zonas profundas” del espacio. Estas áreas, que contienen algunas de las estructuras más antiguas y lejanas del universo, son esenciales para comprender la formación de las primeras galaxias y su evolución hacia los complejos sistemas que observamos hoy.
Uno de los aspectos más fascinantes de la misión Euclid es su capacidad para retroceder en el tiempo. Al observar galaxias a distancias de hasta 10.000 millones de años luz, Euclid nos brindará una visión del universo tal como era hace miles de millones de años, lo que permitirá a los científicos reconstruir la historia cósmica y examinar la evolución de las galaxias a lo largo del tiempo.
La colaboración entre la NASA y la ESA, junto con 300 instituciones de 14 países, ha hecho posible este ambicioso proyecto.
Además de ofrecer una vista sin precedentes del universo visible, Euclid está preparado para estudiar el “universo oscuro”, que abarca las partes del cosmos que no emiten luz y, por lo tanto, no son observables directamente. A través de su capacidad para captar la influencia gravitacional de la materia oscura y la energía oscura, Euclid será capaz de explorar indirectamente estas fuerzas y mejorar nuestra comprensión de su naturaleza.
La materia oscura, aunque invisible, es esencial para la estructura del universo, actuando como un esqueleto cósmico que mantiene unidas a las galaxias y facilita la formación de cúmulos galácticos. Sin embargo, a pesar de su relevancia, los científicos aún no han podido definir con precisión qué es o cómo interactúa con la materia ordinaria. Los datos que proporcionará Euclid serán cruciales para resolver este enigma.
Por otro lado, la energía oscura es aún más desconcertante. Se cree que es la responsable de la aceleración en la expansión del universo, pero su origen y naturaleza permanecen desconocidos. Algunos científicos sugieren que podría estar relacionada con propiedades fundamentales del espacio-tiempo, mientras que otros creen que puede derivar de una nueva forma de energía aún no descubierta. Euclid está diseñado para arrojar nueva luz sobre este fenómeno y ayudarnos a entender su impacto en el universo.
La misión Euclid representa un paso fundamental en el estudio del cosmos y sus componentes más enigmáticos. Con su capacidad para observar galaxias a distancias extremas y su enfoque en la materia y energía oscuras, Euclid promete transformar nuestra comprensión del universo y responder a algunas de las preguntas más fundamentales de la física moderna.
A medida que la misión avance y se reúnan más datos, los científicos podrán formular nuevas teorías sobre la estructura y evolución del universo, acercándonos cada vez más a desvelar los secretos del cosmos. Euclid no solo proporcionará una visión más clara y detallada del universo, sino que también permitirá explorar regiones del cosmos que hasta ahora habían permanecido ocultas.
Con su capacidad para estudiar tanto el universo visible como el oscuro, Euclid se perfila como una de las misiones espaciales más relevantes de las próximas décadas, prometiendo descubrimientos que podrían cambiar para siempre nuestra comprensión del cosmos y nuestro lugar en él.
Fuente: Infobae