Brasileñas marchan contra propuesta de ley que penaliza aborto como homicidio

Redacción

 

Brasil

Centenares de mujeres marcharon nuevamente el sábado en São Paulo, Brasil, para protestar contra un proyecto de ley que equipararía el aborto después de las 22 semanas de gestación con el delito de homicidio, incluso en casos de violación.

Es la segunda protesta en tres días en la capital paulista contra esta propuesta respaldada por legisladores ultraconservadores, varios de ellos del Partido Liberal (PL), que lidera el ex presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro.

Al igual que el jueves pasado, medio centenar de organizaciones y colectivos feministas se congregaron en la Avenida Paulista, una de las principales arterias de São Paulo, para marchar por el centro de la mayor ciudad de Brasil.

Con pañuelos verdes al cuello, las manifestantes corearon consignas contra el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, luego de que la cámara aprobara por mayoría urgente la discusión del proyecto, acelerando su proceso parlamentario.

La consigna más repetida en estas protestas, que también se han extendido a Río de Janeiro, Brasilia y otras ciudades, es "Criança não é mãe" (Un niño no es madre), en referencia al alto índice de embarazos adolescentes y los impactos del proyecto, impulsado por movimientos evangélicos conservadores.

Según datos del sistema de salud pública brasileño, cada hora nacen 44 bebés de madres adolescentes, incluyendo dos de gestantes de entre 10 y 14 años.

El proyecto propone enmendar el Código Civil para imponer penas de cárcel similares a las de homicidio para mujeres que interrumpan su embarazo después de las 22 semanas. De ser aprobado por la Cámara y el Senado, el aborto en estas circunstancias, incluyendo los casos de violación, sería tratado como "homicidio simple", con penas de 6 a 20 años de prisión.

Esto significa que mujeres víctimas de violación que aborten cerca de los seis meses de gestación enfrentarían penas más severas que sus agresores, cuyas sentencias varían de 6 a 12 años de cárcel.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva calificó la propuesta de "absurda", reconociendo que el aborto es una realidad y sugiriendo abordarlo como un asunto de salud pública.

Actualmente, en Brasil, el aborto solo está permitido en casos de violación, anencefalia fetal o riesgo de vida para la madre, sin un límite de tiempo definido para su realización. Fuera de estos casos, el aborto está penalizado con penas de uno a diez años de cárcel, dependiendo de si se realiza con o sin el consentimiento de la mujer.