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Ataviado con uniforme de faena, Volodímir Zelenski ha intervenido este miércoles ante un Consejo de Seguridad de la ONU reunido en sesión especial para abordar el conflicto de Ucrania en el marco de la 78ª Asamblea General del organismo. De nada sirvieron las quejas del embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, que alteró el orden del día para criticar el primer puesto en la lista de oradores concedido al presidente ucranio. Zelenski ha desplegado sin inmutarse el listado de agravios de año y medio de guerra impuesta por Rusia en su país para presionar de nuevo a la comunidad internacional y garantizar la continuidad de su apoyo militar a Kiev. Sobre el terreno, la contraofensiva ucrania ha logrado los mayores avances en casi cuatro meses. Mientras, en Nueva York, Zelenski ha repetido su conocido mensaje: la invasión rusa es, además de “criminal”, “injustificada”.
“La mayoría de los países del mundo reconocen la verdad sobre esta guerra”, que se prolonga ya más de 570 días, ha dicho Zelenski, sentado frente al embajador ruso. “Se trata de una criminal e injustificada agresión de Rusia contra nuestra nación, destinada a apoderarse del territorio y los recursos de Ucrania”. El contenido de su discurso no fue muy distinto del pronunciado la víspera, también por primera vez en persona en este foro, ante el plenario de la 78ª Asamblea General. “Nada ha cambiado para Rusia en Naciones Unidas. La ONU se encuentra en un callejón sin salida. La humanidad no mira a Naciones Unidas con esperanza en lo tocante a la defensa de las fronteras soberanas”, ha lamentado.
Por eso, el presidente ucranio urgió a poner fin al derecho de veto de Rusia en el Consejo de Seguridad —una potestad de los cinco miembros permanentes—, que tiene bloqueado al órgano y ha imposibilitado en la práctica la adopción de cualquier iniciativa sobre la guerra de Ucrania desde el mismo momento en que comenzó la invasión rusa. Precisamente ese día, el 24 de febrero de 2022, el Consejo celebraba una reunión de urgencia sobre la crisis.
Dado el bloqueo, las resoluciones de condena sobre la agresión rusa se han adoptado en la Asamblea General, o plenario, de la institución, pero con un rango menor, ya que carecen de carácter vinculante. Por eso, al igual que Zelenski, los 10 miembros no permanentes del Consejo han pedido también este miércoles la reforma de la institución para “afrontar las amenazas complejas y apremiantes a la paz y la seguridad” globales. La solicitud implica limitar el uso del mecanismo del derecho de veto del que disponen los cinco miembros permanentes del máximo órgano de la ONU, que son, además de Rusia, EE UU, el Reino Unido, Francia y China. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, se ha limitado a responder que el derecho de veto es una “herramienta legítima” para Moscú.
El bloqueo del Consejo de Seguridad por el veto ruso —“un privilegio que Rusia no va a ceder de forma voluntaria”, ha subrayado el mandatario ucranio— se ha convertido en el elefante en la habitación de la ONU. La reforma del mecanismo del veto no resultará, sin embargo, fácil: hacerlo equivaldría a reformar la estructura de los propios órganos de la ONU.
Por eso, Zelenski ha propuesto varias medidas para limitar el poder paralizante de Rusia como miembro permanente. El presidente ucranio ha sugerido que cada vez que un Estado miembro aplique el derecho de veto, el voto llegue a la Asamblea General y esta lo anule eventualmente con una mayoría cualificada. Las resoluciones de la Asamblea han condenado hasta ahora por mayoría la invasión rusa de Ucrania, si bien mostrando una fractura entre los países de Occidente y los del llamado sur global.
Fuente: El País